Quizá en qué estaba pensando Alain Turaine (95 años) cuando ha declarado hace unos días que nunca como ahora se ha visto un “vacío de imaginación responsable” ¿Quién podría sentirse fuera de esta magnífica interpelación? ¿Atender políticas públicas “imaginativas“ es una contradicción? Y, ¿la sociedad civil tendría que confinarse ante tamaña provocación?
Del miedo a las instituciones:
La condición de la pandemia se ha vuelto una oportunidad única de escarbar en nuestros prejuicios y miedos ¿Qué hay “para mi” en algo que amenaza nuestra vida, nuestro bienestar en forma tan radical? Y ¿Qué urgencia, por otro lado, de la autoridad civil, tan desprestigiada últimamente? El hombre se comprende menos a sí mismo sin sus instituciones.
- La primera forma de defenderse ha sido refugiarse en la propia casa, en la comuna, en los espacios propios y aprender y reflexionar sobre este misterioso enemigo imprevisto que toca a tu puerta sin que necesariamente lo escuches.
- Sin embargo, los datos de muertos, infectados y recuperados de todos los días está remeciendo la inercia en la cual nos hemos instalado ¿Cómo moverse en la propia casa, ante el teletrabajo que llegó de improviso? ¿Cómo cuidar a los más adultos? Y ¿Cómo las empresas, universidades y escuelas salvarán el trabajo de su personal sin destruir el servicio que prestan? Y claro, no solo por una ecuación económica, sino por defender un modo de hacer y enseñar a hacer las cosas, casi por cuidar la semilla de una tradición y un estilo.
- Quizá en qué estaba pensando el Papa cuando hace un Vía Crucis que pone en el centro de la plaza de san Pedro a un “nuevo crucificado”, la vida tan dramática de los reos de una cárcel de Padua, en una plaza vacía y distante, y sin embrago, emerge la cercanía de lo humano que enciende nuestra imaginación hasta ensimismarnos con aquellos hombres encerrados con historias tan increíbles. Hombres confinados desde hace décadas por el virus del mal, del delito…y de improviso tan cercanos. Hombres encerrados con historias libres.
- Quizá en que estarán pensando los gobernantes y políticos porque no habrá expansión fiscal suficiente que permita al Estado que pueda prescindir de la iniciativa de las personas. Mientras los alcaldes piden la cuarentena hay otros que piden salir de ella. No se había visto nunca tantas autoridades públicas buscando el juicio de los expertos, y por otro lado no se habían visto tantos expertos indagando en lo que pasa, aprendiendo de lo sucedido para responder a tantas genuinas preguntas. Es que las fórmulas y las ideologías han evidenciado del minuto uno que esta vez no funcionarían y que, por otro lado, la autoridad es un bien inapreciable. ¿Quién habría dicho en el Chile de algunos meses atrás?
- El sacrificio de lo humano conmueve y corrige, ya no se trata de cuidar la vida en sí, sino cuidar la vida de hombres con sus rostros y sus nombres provengan de Ecuador o de China, con sus historias de hombres libres como David que se defiende de Goliat, no para aplastarlo sino para salvar su vida y construir un pueblo. No es para aplastar a otros lo que mueve la polis, ni vence una fórmula contra el gigante del virus que lo invade todo, sino una colaboración impensada ya no de una honda que dispara piedras, sino la de una imaginación responsable cuyo duelo comienza por aceptar que eres como David…pequeño e impreparado, como tanto personal sanitario que anónimamente sirve a un pueblo. Pequeño e impreparado, como la cooperativa Giotto que genera trabajo desde hace 30 años en la cárcel de Padua. Este es el contraataque de David, amar y cuidar aquellos que te han sido dados – enfermos, presos, tu familia- ésta es nuestra contribución a la sociedad civil y al Estado. No necesitamos sustituir a la autoridad, sino cuidar lo que nos ha sido dado.