por Rafael del Canto Rozas. Profesor de Historia y Geografía.
Hace pocos días en Santiago de Chile, el templo católico de la Gratitud Nacional, fue profanado por una banda de encapuchados en el contexto de una marcha de estudiantes por las calles de Santiago (ver editorial). Este templo es muy querido por los católicos de Santiago y por lo no católicos, especialmente por estar su existencia enraizada con importantes acontecimientos de la Historia de Chile, esta es una síntesis de su historia.
En 1699, en plena época de Colonia, el entonces gobernador Marín de Poveda ordenó levantar la Ermita de San Miguel que luego de su muerte quedaría abandonada. Su sucesor, Andrés de Ustáriz Vervizberea, se encargó de restaurarla con mucho lujo, e instaló un sacerdote estable.
Sin embargo, por lo peligroso del barrio donde estaba ubicada, la ermita quedó nuevamente desocupada hasta que las autoridades de la época decidieron donarla a los Mercedarios, quienes le anexaron un convento y una escuela.
Este templo fue sede de dos hechos históricos de gran relevancia: allí se velaron los restos del asesinado ministro Diego Portales Palazuelos (1837; también fue allí donde la ciudadanía, ante un arco de triunfo, recibió al victorioso General Manuel Bulnes después de su triunfo en la Batalla de Yungay en 1839, durante la guerra contra la Confederación Perú-Boliviana.
Años después, el arquitecto alemán Francisco Stolf fue el encargado de diseñar el templo mayor para su reconstrucción, la primera piedra fue bendecida en 1857, pero por diversos problemas la obra quedó paralizada, siendo inaugurada recién en 1883, 26 años después.
El templo se llamó originalmente “Gratitud Nacional al Sagrado Corazón de Jesús”, en agradecimiento a Dios por la paz obtenida tras la Guerra del Pacífico, y fue inaugurado por Monseñor Ramón Ángel Jara el 21 de mayo de 1883. Antes, en 1880, monseñor Jara había fundado allí un asilo para los niños que quedaron huérfanos producto de ese conflicto bélico. El templo también consideró un espacio para que reposaran los cuerpos de los héroes de la Guerra del Pacífico. También estuvieron allí los corazones de los héroes de la Concepción, que ahora reposan en la Catedral Metropolitana.
Durante la Guerra Civil de 1891, ambos bandos en pugna se tomaron sucesivamente el templo para el uso de sus respectivas tropas durante ocho meses, lo que dejó el lugar inservible para sus propósitos originales. En noviembre de ese año la Congregación Salesiana se hace cargo de templo, del asilo y de una escuela industrial adyacente, que con el tiempo dio origen al actual Colegio Salesianos Alameda.
Desde 1954 este templo lleva el nombre de María Auxiliadora.
Ya en el siglo XXI, la iglesia debió cerrar debido a los daños causados por el terremoto de febrero de 2010. Reabrió sus puertas en febrero de 2012.