Odiseo/Ulises necesitó diez años para volver a Ítaca tras la guerra de Troya. En su odisea a través del Mediterráneo logró sobrevivir a la ira de Poseidón, a los lotófagos, los cíclopes e incluso a los cantos de sirena que se interponían entre él y su amada Penélope. Pero lo que no pudo el héroe griego es sobreponerse a la ola de corrección política que domina Estados Unidos y, por infame contagio, al resto de la cultura occidental.
Un colegio de Massachusetts ha retirado de su currículum «La Odisea» y «La Ilíada», atribuidos al poeta Homero, por estar imbuidas, dicen, de valores «pérfidos y venenosos». Las obras de Homero quedan suprimidas, por tanto, del currículum escolar de los alumnos de esta escuela como parte de la campaña emprendida por el movimiento #DisruptTexts, que se autodefine como antirracista en su página web y en su cuenta de Twitter.
«Quiero recordar que este trabajo de disrupción [#DisruptTexts] es un maratón y no un sprint. Sé como Odiseo y abraza el largo camino hacia la liberación (y luego saca «La Odisea» de tu currículo, porque es basura», escribía una profesora afroamericana en Twitter, un tuit apoyado por una segunda maestra (esta blanca, Heather Levine): «¡Ja, ja, ja!, ¡Muy orgullosa de haber eliminado La Odisea del currículum este año!».
La «cultura de la cancelación» es como se denomina un movimiento censor que se ampara en defender los “valores correctos” para pedir la supresión en el currículum educativo de referentes culturales que, a su juicio, fomentan valores patriarcales o racistas. Este movimiento con tantos tentáculos como minorías fue responsable, entre otras muchas ‘hazañas’, de la eliminación de «Lo que el viento de llevó» (1939) del catálogo de HBO o la llamada al boicot de las obras de J.K. Rowling (autora de ‘Harry Potter’) por unas declaraciones supuestamente tránsfobas.
El movimiento #MeToo, primero, y más recientemente, #BlackLivesMatter están detrás de algunos de las más insidiosas campañas de cancelación.
El pasado 7 de julio, 150 intelectuales firmaron una carta publicada por la revista Harper’s en la que reclamaban «El intercambio libre de información e ideas, la columna vertebral de las sociedades liberales, está cada día más restringido».
«Aunque es algo que se espera de la derecha radical, la censura se está expandiendo en nuestra cultura: la intolerancia ante ideas opuestas, la nueva moda de humillar y condenar al ostracismo a figuras públicas y la tendencia a simplificar problemas políticos complejos en una sola verdad moral cegadora».