Por Rafael del Canto Rozas
Cabe hacer algunas interrogantes al inicio: el ser humano, las sociedades ¿pueden destruir la historia? ¿Para qué? Bien, el fenómeno que casi de forma global estamos viendo a nuestro alrededor y que se repite de la misma forma en muchos lugares, es parte de un intento en cierto modo autodestructivo. Una evidencia es la destrucción de monumentos, edificios en muchos casos representantes de una rica tradición y patrimonio histórico. Recordemos los graves daños realizados por el Daesh con la creación del Estado Islámico, pero también lo estamos viendo con la quema de iglesias en todas partes (especialmente católicas) demás está decir que hoy en China hoy es una política de estado. Pero, también lo estamos viendo en Chile, en España, en Francia, EEUU, etc. ¿Por qué? ¿Para qué? Y algo que llama la atención es que estos actos son realizados con rabia, odio, como buscando vengarse de algo. ¿Por qué se llega a esto?
De fondo, es porque hay un resorte ideológico, no es casual, es algo diseñado y pensado para que destruyan todo a su paso. Sin embargo, esta destrucción de monumentos y templos (entre otros) también tiene otra vertiente, ya que de fondo se intenta «destruir la historia» y escribirla de nuevo, a partir nuevamente de un sesgo ideológico. ¿Quienes son los autores? En este fenómeno encontramos diversas vertientes detrás de este «proyecto»: la izquierda marxista, ideologías anarquistas, el extremismo musulmán, las ONG’s ligadas a George Soros….y para terminar los ingenuos y tontos útiles de siempre, que son la carne de cañón y masa que necesitan para llevar a cabo sus planes.
Cuando los revolucionarios franceses en 1789 disparaban a los relojes en París pretendían detener el tiempo y por ende la historia, ya que con ellos (pensaban) se iniciaba todo de nuevo, «había que reinventar el tiempo» podemos expresarlo de esta manera también, de ahí que una de sus primeras medidas fue cambiar el calendario totalmente y con la revolución partía el año cero.
De fondo, no es sólo la destrucción de templos y edificios con valor histórico, es la reinterpretación de todo, es escribir la historia de nuevo o la negación cuando no conviene, en función y a gusto de los distintos grupos de presión ideológicos, como lo mencioné anteriormente. Necesitan destruir la historia, acabar con un pasado que les es incómodo (léase el fenómeno de la postverdad)
¿Fenómeno cercano a nosotros en Chile? Bueno, ya tenemos más de 60 templos incendiados y atentados de todo tipo a templos evangélicos y especialmente católicos. Por ejemplo, poco a poco, los feriados religiosos están cada vez más en retirada, ¿cuánto tiempo les queda? ¿Quien defiende hoy su permanencia? Pero, es también en el plano cultural donde este fenómeno es más extendido, especialmente en la comprensión y estudio de nuestra historia. ¿Han notado que el 12 de octubre como fecha de celebración es parte del pasado?
Hoy la mitología esta campeando, desde la aulas universitarias a los colegios, en los medios de comunicación, en el debate público, etc. Por ejemplo, sin ir más lejos en el tema «mapuche» se quiere convencer a la población una serie de mitos. Veamos, ¿saben que la denominación de mapuches es un concepto mas bien moderno? Inventado por sociólogos y antropólogos como José Bengoa. El Pueblo que los españoles llamaron «araucano», ellos así mismo se llamaban «reche». Había una lengua extendida por el valle central y sur, que con el tiempo se llamó «mapuche», pero la cual abarcaba pueblos distintos: diaguitas, picunches, pehuenches, etc. pero no eran ni remotamente un solo pueblo. La idea de un único pueblo ancestral y una cultura ancestral es bastante discutible, por cierto esto no es políticamente correcto decirlo. Ejemplos: la primera gramática «mapuche» la escribe el P. Luis de Valdivia, la influencia notable de los españoles en la creación de la platería y en otras costumbres como la alimentación, el uso del caballo, etc. etc.
Un par de ejemplos, la bandera que hoy se vende por todos lados como «ancestral», fue creada en 1993 o 1992. Y dentro de esta mitología, se van instalando ciertas ideas que pueden ser curiosas o francamente erróneas, pero que tal como estamos al cabo de una generación se van a dar por ciertas, hace un tiempo encontré esta noticia: «café ancestral mapuche»
Esto es un invento comercial, pero que seguramente va a pasar a ser una creencia popular. En esta fantasía ya imagino a los caciques a la llegada de los españoles tomándose un rico café y fumando un habano. Las crónicas hablan que en la época tomaban un licor hecho a base de maíz, el «mudai» que por lo se describe era tan malo que rápidamente el indígena adoptó las costumbres españolas en esta materia.
Estamos frente a una batalla cultural, que requiere menos ideología y más compromiso con las verdades históricas por muy incómodas que estas parezcan.