Es absolutamente legítimo el derecho a la manifestación pero no el vandalismo y el saqueo. ¿Dónde está el límite? ¿Llegaremos a expurgar las bibliotecas para quemar las obras que hoy no son políticamente correctas como hicieron los nazis? Además de suponer un terrible empobrecimiento cultural, suena a persecución de espíritu totalitario… Recordemos también la destrucción de los budas de Bamiyán en Pakistán— o de la ciudad de Palmira en Siria.
Sin ir más lejos recordemos lo sucedido en Chile, cuando en octubre del 2019, en el mal llamado «estallido social» vino una oleada de destrucción de monumentos de grandes héroes de nuestro pasado común. Intentaron derribar la estatua del General Manuel Baquedano desde la Plaza Italia, ¿cuáles eran los motivos reales? En otros lugares derribaron estatuas del insigne héroe de nuestra patria, el Capitán Arturo Prat, hasta ese momento quizás si el héroe más respetado y reconocido en el país y universalmente reconocido de nuestra historia. El vandalismo intencionado hacias las Iglesias cristianas, especialmente las católicas, no fueron actos espontáneos, por lo demás es un proceso que empezó antes. Sin ir más lejos recordemos el vandalismo después de una marcha que sufrió la Iglesia de la Gratitud Nacional en Santiago de Chile, los más de 60 templos incendiados en los meses anteriores. ¿Qué hay detrás de esto? ¿Quiénes dirigen estas acciones? Este proceso «decontructivo» de la historia ciertamente que aparece en varios lugares, es causa probable de este fenómeno y que usa habitualmente la ignorancia generalizada de la historia. Esto se explica por la influencia de intelectuales de izquierda, algunos de ellos historiadores, que han hecho del revisionismo histórico un instrumento ideológico mas. A esto se han sumado en lo operativo grupos anarquicos de extrema izquierda, y poco a poco, se han ido sumando grupos de izquierda más moderados, porque esto según lo que reza la moda campeante: «huele a moderno» hay que ponerse a tono entonces.
Ya lo decía Gramsci: «La realidad está definida con palabras. Por lo tanto, el que controla las palabras controla la realidad» o también se puede expresar como: «el que controla la historia, controla el tiempo y la misma historia. La historia como «medio» para conseguir otros objetivos, más allá de la misma historia, y más allá de la verdad misma, la cual por cierto no interesa. Es el fenómeno de la «postverdad» o sea, la distorsión deliberada de una realidad, con el fin de crear y modelar la opinión pública e influir en las actitudes sociales, en la que los hechos objetivos tienen menos influencia que las apelaciones a las emociones y a las creencias personales.
Esta semana se ha conocido que San Francisco retirará una estatua de Colón tras un intento de arrancarla y tirarla al mar. California removerá una estatua de Colón e Isabel la Católica que lleva 137 años en el Capitolio estatal y que los demócratas se suman a la cruzada en su contra en Estados Unidos. Los ecos del movimiento antirracista «Black Lives Matter», de la mano del que ha surgido una ola revisionista de la figura del descubridor de América que pide derribar sus estatuas y ha provocado actos vandálicos contra algunos de estos monumentos, llegan a España. En Cataluña la presidenta de los comunes en el Parlament, Jessica Albiach, defendió como «una buena medida» desmontar la estatua de Colón en Barcelona y en Andalucía, Teresa Rodríguez diputada de «Podemos», preguntada sobre este asunto consideró que «no es razonable» que se siga rindiendo homenajes a «esclavistas».
Los estudiosos y académicos asisten estupefactos al supuesto debate. Cristóbal Colón es uno de los objetivos fáciles de destrucción. Sorprende especialmente que suceda en un país como EEUU, que no pisó en su vida y donde el revisionismo, en todo caso, debería centrarse en causas más justificadas, como el tratamiento a las comunidades indígenas por parte de los pobladores anglosajones. No obstante, Anthony Rendon, portavoz de la Asamblea del Estado de California, ha ordenado retirar el monumento erigido en 1883 a Isabel la Católica y Colón porque «es una figura histórica profundamente polarizadora dado el impacto mortal que su llegada a este hemisferio tuvo en las poblaciones indígenas»
Derribar una estatua no es hacer justicia, es vandalismo y populismo. Es absurdo ponernos ahora a revisar a Colón, tendríamos que revisarnos a nosotros mismos ahora para luchar contra el racismo, que existe, contra los nacionalismos… Es absurdo caer en estas reivindicaciones.
Los expertos aseguran que no hay ningún motivo para unir a Colón con el esclavismo. No tiene ningún sentido, que hizo esclavos de los indios, pues sí, es lo que se hacía entonces. Para revisar el pasado hay que saber mucho y hay que estar informado. Comparar las actuaciones de entonces con lo que pensamos hoy en día es absurdo, hay que meterse en aquella época y conocer lo que era. Hay falta de cultura y de saber lo que pasó, como pasó y por qué pasó.
Colón no fue el adalid del esclavismo ni de ningún tipo de genocidio. Fue un hombre que llegó con un proyecto revolucionario y tuvo la suerte de descubrir un continente nuevo en medio del Atlántico y a partir de ahí tuvo que dar unos resultados, intentando sacar unos beneficios. Para ello obligó a una servidumbre de trabajos manuales a los indígenas a los que se encontró pero eso fue cercenado desde la propia corona española. Consolidaron, con las llamadas leyes de Burgos de 1511, que los indígenas americanos nunca podrían ser sometidos a esclavitud y así fue. No hubo una esclavitud indígena en América.
¿Fue entonces Colón adalid del esclavismo negro? Tampoco. El esclavismo negro, que fue una cosa admitida en la sociedad del momento, es uno de los borrones más espantosos de la historia universal, es un crimen de lesa humanidad que ya existía en la época de Colón, aunque en proporciones menores a la que se daría luego en los siglos XVII y XVIII. Colón prácticamente con el esclavismo negro no tuvo ninguna relación, en su época existió en pequeñas proporciones y cuando se lanza a proporciones inmensas hacía ya 200 años que ha muerto. Además, por nada de eso se le celebra ni se le deja de celebrar sino por haber descubierto una realidad que se llamaba América a los ojos de los otros continentes, por haber creado un esquema planetario y haber creado un nuevo capitulo en la historia universal.
En el caso de Isabel la Católica liberó a muchos esclavos indios que trajo Colón que cuando no encontró oro vendía esclavos como hacían todos los comerciantes de la época. Liberó a muchos porque ella decía que no había mandado allí sus barcos a esclavizar a sus súbditos sino a cristianizarlos.
Los conquistadores fueron a veces brutales pero las sociedad indígenas eran también tremendamente brutales, los incas mataban a los niños más jóvenes y más hermosos y los ahogaban en sus grandes ceremonias y de los aztecas ya se saben sus sangrías. Ahora uno de estos populistas que venga a idealizar a un azteca del siglo XV, idealizar un mundo y satanizar otro, responde a una forma de activismo político que algunos intereses y objetivos tiene por cierto.
El origen de la oleada anti-española y el reflotamiento de la equivocada «leyenda negra» viene desde la celebración de los 500 años del descubrimiento de América, el tratamiento que recibe España es totalmente injusto, habiendo sido el primer país que reconoció derechos fundamentales a los pueblos americanos, los mismos que a cualquier ser humano, de acuerdo a las ideas del español y dominico Francisco de Vitoria, considerado el fundador del Derecho Internacional, entonces llamado «derecho de gentes»
Si toca quitar esclavistas habría que empezar por el presidente Washington y por el presidente más importante de los Estados Unidos: Thomas Jefferson. Los grandes prohombres de la independencia de los EEUU eran auténticos esclavistas del Sur, Cualquier personaje de hace 500 años, cualquiera, visto con los ojos del presente sería enjuiciado, todos serían esclavistas, a todos les parecería bien la tortura para tomar declaración o la pena de muerte. Si se juzga con esas diferencias históricas no hay nadie que se salve. Habría que ver a quien le interesa ahora ese tipo de actitud, ¿quién está manipulando esto?
¿Vamos a cambiar el perfil de nuestras ciudades basados en si estamos de acuerdo con el personaje o el constructor del monumento? ¿Es posible con ello borrar el pasado? ¿Vamos a establecer un «tribunal de la historia» que determine qué monumento se queda y cual es borrado de la vista o destruido? ¿Tendrán las víctimas su defensor y su derecho al honor?