Huib Drion fue un juez del Tribunal Supremo holandés, profesor de derecho, ensayista y académico. Hace cuarenta años lanzó la idea de que el Estado debería poner a disposición de los ciudadanos que han cumplido los 70 años una píldora venenosa, para que pudieran decidir en qué momento quieren acabar de vivir. Drion murió plácidamente por causas naturales mientras dormía en su casa de Leiden en 2004, a los 86 años. Pero su propuesta ha resucitado al albur de la vida política holandesa y en este momento se encuentra sobre la mesa del actual Gobierno que ha empezado a tramitar su puesta en marcha.
El Gobierno holandés acaba de publicar un primer estudio sobre la definición del espectro de población a las que se dirigiría esta pastilla del suicidio, o «píldora Drion» que podría ser una realidad este mismo año. Los datos que se desprenden de la investigación revelan que, en efecto, existe una parte de la población de más de 55 años que a pesar de estar en buena salud, «tienen un deseo de morir consistente y activo», pero su proporción, un 0,18% de esa franja de edad, no permite deducir que constituya un grupo significativo. De hecho, el ministro de Sanidad, el democristiano Hugo de Jonge, cree que lo que habría que hacer es «intentar devolverles el gusto por la vida» a este grupo de holandeses que sumaría alrededor de 10.000 personas.
Holanda es –junto a Bélgica– probablemente el país más afectado por esta terrible banalización social de la muerte asistida de los enfermos. El año 2002, cuando se aprobó la primera ley de eutanasia, fue utilizada en 1880 casos; cinco años más tarde se ampliaron las condiciones para poder aplicarla y en la actualidad ya ascienden casi a siete mil las personas que cada año son acompañadas a la muerte por el propio sistema de sanidad. Unos 20 casos diarios.
Gran influencia
El libro de Drion, titulado «Het Zelfgewilde Einde Van Oudere Mensen», que se puede traducir como «La elección del final de la vida para los ancianos» tuvo una gran influencia en el debate que llevó a la aprobación de la ley de eutanasia.
Sin ir más lejos otro caso impactante es el caso de la adolescente Noa Pothoven que el verano pasado se dejó morir de inanición ante la mirada complaciente de sus padres y de algunos médicos porque no se le había permitido ser eutanasiada, demostró hasta qué punto la sociedad holandesa ha asumido con terrible naturalidad esa relación con la muerte «a la carta». Da la impresión de que en los Países Bajos trabajan con la idea de racionalizar la muerte hasta límites inhumanos.
«No se valora la vejez»
Carla Dik-Faber, una de las diputadas más activas de la Unión Cristiana explica que el debate sobre la pastilla de la «vida acabada» ya empezó en 2014 cuando se expuso la propuesta de que si alguien que cree que ya ha hecho todo lo que tenía que hacer en la vida puede decidir sencillamente morir cuando disponga. «El problema es que se trata de personas saludables que no están gravemente enfermas» destaca esta joven diputada, que se queja de que lo único que cambia respecto a la eutanasia es que en lugar de que esas pastillas las administre un médico se ha previsto que esté en manos de una especie de de «consultores del fin de la vida».
Para Dik-Faber «este no es un problema individual, sino que afecta a la sociedad en su conjunto. Los primeros comités de expertos que han analizado este tema han dicho unánimemente que no debe hacerse, los médicos también piensan lo mismo y nosotros también». Su principal argumento es que «la misión del Gobierno es proteger a las personas, especialmente las más vulnerables o las más ancianas y no puede ayudar al mismo tiempo con el suicidio».
La diputada de la Unión Cristiana cree que una vez que el suicidio asistido es legal, muchos ancianos pueden sentirse alentados por su entorno a pensar en quitarse de en medio. «Las personas mayores pueden sentirse innecesarias en una sociedad que no valora la vejez. Es verdad que hay gente que se siente sola, otros pueden tener una vida de sufrimiento y eso son cosas que no son fáciles de resolver, pero el Gobierno y toda la sociedad deben asumir la responsabilidad de asumirlo. No queremos ‘consultores del fin de la vida’, queremos ‘guías de vida’. Para nosotros toda vida es valiosa», asegura.
Fuente: ABC.es