Por Gianni Zandonai
El compositor italiano Ennio Morricone, fallecido a los 91 años, compuso más de 500 piezas musicales para el cine y la televisión.
El método es de Ennio Morricone: «Cuando entras en una película, la música llama a la puerta, debes preparar al espectador dentro y fuera, sin golpear la puerta… de puntillas».
Hoy, un año y meses después, la noticia de la muerte de Ennio Morricone nos sacude en plena desescalada por la crisis del corona virus. La música de bandas sonoras y el cine se quedan huérfanos de uno de sus mayores bastiones, un compositor que podría decirse trabajó hasta el día de su muerte. Su pasión era componer y dirigir, y no podía evitar hacerlo.
Me pasó así con una de sus piezas, llamada justamente: La Crisis, que está en las películas 1900 y otras.
La Crisis es una pieza musical que gira totalmente en la presencia de una nota incorrecta (disonante)… Una nota que representa una imperfección, que puede parecer un error, pero que con el crecimiento de la música y por la melodía producida por otros instrumentos, se valora y se sostiene hasta volverse, con todo lo desafinado, en parte de un todo y hasta protagonista de la pieza.
¡Qué genio, qué implicancia tienen algunos hombres en lo que realizan y hacen! ¡Qué deseo de unidad expresan del yo! Y… nada como el arte para hacérnoslo tocar con las manos aquello que intuíamos.
Nada como el arte expresa, de mejor manera, el momento y la forma en el que vive una sociedad.
Esta nota, y es lo que he me ha impactado, es el yo.
Una nota desafinada , errónea , que ya no quiere negar ni necesita disimular más , que está cansada de negar su error y su desafinación con respecto a las cosas , el no estar a la altura , que se equivoca siempre y tantas de ellas sin querer hacerlo … es la expresión de un hombre cansado pero vivo¡ , sincero , ya sin máscaras , ya sin imágenes preconcebidas, sin caretas , que se pone frente a las cosas : en resumidas cuentas, un hombre realista .
La genialidad, y la cosa más bella , es que en estas circunstancias el maestro Morricone pone a esta nota ( al yo ) dentro de una melodía ( en un lugar , en una compañía ) donde no se le pide cambiar , no se le pide estar a tono sino más bien se le abraza , se le acoge tal cual es … es como si le dijera a la nota (al yo) mira ; «para estar aquí no es necesario tu esfuerzo sino sólo que existas , tal cual eres … encajas en esta obra tal cual eres , eres fundamental así , no cambies nada» .
Nada, en estos tiempos de aislamiento y corona virus, me ha impactado tanto como el hecho de decir que mi yo, la persona, no necesita ya ser otro, no necesita censurarse, no necesita ser coherente, no necesita mentirse más, sino, antes que nada, necesita ser amado por lo que es y a la vez amar como es.
Surge, de esta forma, la pregunta: ¿existe una humanidad y un lugar que me ame y valore este conjunto de errores que yo soy?
La Crisis de Morricone, es más actual que nunca, tanto así que la pieza termina con esta nota desafinada … casi, se podría decir, que lo que define al yo es esta incoherencia, este error … pero ¿hay algo más realista y liberador que reconocerse equivocados? ¿hay algo más conmovedor que ser amados como hemos sido hechos? y sobre todo, lo más liberador ¿existe un lugar en la realidad, en el presente, donde poder vivir hoy esta experiencia continua de ser amados tal cual somos?
«Piano-piano», musicalmente hablando, surge, o se nos advierte, que la vida consiste en dar en el presente encontrar un lugar así.